LA DERROTA ELECTORAL

Una primera lectura del triunfo electoral de La Libertad Avanza. Sólo una cosa queda clara: que el único destino posible es volver a levantarse.

Por Antolín Magallanes | Imágenes: Prensa

Intuyo que pocos imaginaron este lunes. Quiero pensar que la extorsión del gobierno yanqui generó miedo y posibilidades de salvación, una ilusión, un estiramiento de la agonía. Es cierto que a veces estamos un poquito vetustos, pero ser un viejo buey arando el porvenir es parte de nuestro ADN humano y peronista.
No se vive sin experiencia ni antecedentes, ni tradiciones; sabemos generar novedad, no como una publicidad, sino como fuerza política. Por eso nos levantaremos para construir de nuevo. Es la gran aventura de la humanidad, como la enseñanza de Sísifo, subiendo a la montaña la roca en sus espaldas una y otra vez. 
Nuestro destino es vencer, perder y levantarnos. Es Lula perdiendo tres elecciones, es Yrigoyen y su intransigencia por más de 20 años, es Perón proscripto 18 años y fuera del país. Las élites se levantan más rápido pero no resisten una golpiza a lo Rocky. 
La victoria va a llegar porque vamos a despegar el cachete de la lona. Esperaremos la cuenta de protección y volveremos a tirar golpes. Sé que García Linera abunda en esa cita de “levantarse, caer y levantarse”, pero ya hace mucho nuestros poetas la mentan "si te postran una vez te levantas una y mil veces más".

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Hay muchos que nos asisten con cabeza e inteligencia. Hicimos lo que nos pidieron en las calles, no mentimos, caminamos los barrios, escuchamos, nos pidieron que lo paráramos a Milei y trabajamos para eso. Tal vez sólo nos faltó la pizca audaz de proponer lo que no nos pedían, lo que aporta la política para liderar. Creo que hay cosas a tener en cuenta: ellos no son pocos y nunca lo fueron, por eso nuestra oferta debe abrir para ganar. Por ahí sí hay que volver a Perón.
También aprender que no debemos comer la cena antes del desayuno, escuchando nuevas canciones. Podemos escucharlas juntos y hacer las comidas en el orden que aconsejan los modales y los nutricionistas.
También que nuestras banderas no deben ser arriadas, ni escondidas. Si ganamos escondiéndolas, no seremos lo que somos. Ellos vienen por eso, por la despersonalización y el individualismo feroz. Se va a valorar poner la cara como lo hicimos en toda la campaña, asumiendo nuestra mejor performance con claridad e hidalguía, pero con las patas en la tierra en medio de la derrota general. No salimos corriendo del acto a nuestra casa para analizar personalmente y en soledad en qué nos equivocamos. ¡No! Anduvimos por las calles caminando y cantando, mientras analizábamos y llegábamos al balcón para saludar a quien mejor nos interpretó.
Ahora sólo queda, pensar, analizar y volver a incorporarnos. Tenemos tareas impostergables: liberar a quién tenía razón, tender puentes políticos con todos los nuestros, aunque se hayan equivocado; ampliar la fuerza siendo conducción hegemónica. Saber que el lunes negro, no lo quiso nuestro pueblo. Más dolor significaba el abismo y sus deudas materiales, eran una angustia permanente. Nuestro pueblo vive en angustia permanente. Y sobre eso cabalgó a fondo el máximo poder económico mundial, tomando el té en el Colón, en un acto político explícito, en plena veda electoral.

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También pienso en Charly: “No es solo una cuestión de elecciones...”, y creo que este gobierno está acabado, pero con una inmensa capacidad de daño aún. 
La mayoría del pueblo no los quiere, pero los votó la mayoría. Hoy retomamos y vamos por la victoria, no tengo dudas. Al menos en la ciudad de Buenos Aires, palpé una gran fraternidad y que algo nuevo se está conformando, y que lo que debemos es profundizar. El pueblo siempre construye más lento, pero es como el guerrero samurái, aquel nombrado por el Flaco Spinetta: “El que no detiene jamás su marcha”. 
No tengo dudas que en breve estaremos gobernando y que nos vamos a preparar para asumir esa responsabilidad. Creo que hoy aún estamos verdes y que, tal vez, los que nos importan lo saben. 
La nueva política se llama militancia y constancia. La inteligencia no va por fuera de la acción; en política van de la mano. Estoy orgulloso de lo hecho y creo que nos enfrentamos a un poder reforzado desde afuera, muy grande, al que vamos a vencer. 
Estamos marchando hacia la epopeya. Y sin ningún tipo de especulación. Sólo nos importa la felicidad del pueblo.